lunes, 7 de mayo de 2012

MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA
Como parte del primer modulo de la especialidad en Competencias Docentes para el nivel Medio Superior. Es importante cuestionar nuestra trayectoria como docentes en el ámbito de la educación, así como reflexionar sobre la “aventura de ser maestros “, que muchos de nosotros hemos emprendido con diferentes matices pero con enormes similitudes en esta  tarea de enseñar, la cual no es fácil.
Estudie Trabajo social, primero a nivel técnico en el CETis Nº 5, posteriormente decidí hacer la Licenciatura en la misma área. Una vez que concluí mis estudios en dicho plantel una profesora quien llego a quererme mucho me propuso que hiciera mi servicio social en la oficina de “Titulación y Servicio Social “en la que ella estaba como jefe y  desde luego acepte la propuesta.
Al concluir éste tuve la gran oportunidad  de que me dieran una plaza administrativa y seguí trabajando en la misma oficina. Al poco tiempo me titulo y me cambian al área de Orientación Educativa (continuo con plaza administrativa) como Trabajadora Social en donde empiezo adquirir experiencia detectando los problemas que se presentaban con los adolescentes y que interferían en su formación escolar; para lo cual se hacían entrevistas con padres de familia, estudios socioeconómicos (becas) a fin de buscar alternativas de solución y lograr el bienestar de los alumnos.
 Mi trabajo me gustaba, el escuchar a los alumnos el poder apoyarlos; el simple hecho de trabajar con adolescentes me fascinaba. Más adelante hablo con mi Directora para solicitarle cambio de plaza y que se me diera plaza docente, quería mejorar mi salario (en ese entonces ya era mamá de tres hijos) pero paso tiempo y no se presentaba la oportunidad hasta hace 12 años aproximadamente inicio como docente.
El estar en la Oficina de Orientación Educativa me permitió adquirir experiencia en el trabajo con los jóvenes. Sin embargo debo de reconocer mi miedo enfrentarme a un grupo de alumnos, aunque tenía los conocimientos teóricos, ya que las materias que imparto hasta la fecha corresponden a mi formación profesional, por lo que en cuanto a contenidos y dominio de los temas no había problemas.
Sin embargo el problema fue  cómo logar que esos conocimientos se quedaran en los alumnos. Empecé a conocer el mundo de la enseñanza,  y me di cuenta que sí me “gustaba”  estar frente a los jóvenes, trabajar con ellos, y mejor todavía formarlos en una carrera que tiene como objetivo coadyuvar para elevar el bienestar de la población.
Más adelante me doy cuenta que el que me gustara dar clases no era suficiente, tenía que preparar los contenidos ¿pero como la hacía?; no era suficiente únicamente dictarles los conceptos y decirles que investigaran, sino como hacer que los jóvenes convirtieran en conocimiento lo que yo les estaba transmitiendo; cómo hacer que esos conocimientos fueran significativos en su vida. No se trataba de decirles que analizaran sino de enseñarles paso por paso a llevar a cabo esa actividad y cómo iban a llevar a la práctica esos conocimientos a las diferentes instituciones.
J.Esteve (2003) plantea de una forma sencilla lo que todos aquellos profesionistas de diferentes disciplinas y que hemos encaminado nuestra vida laboral en la docencia las enormes preocupaciones por no contar con herramientas pedagógicas que nos enseñen de manera concreta ¿Cómo preparar una clase?, ¿Cómo lograr motivar a los jóvenes?, ¿Cómo mantener la disciplina?, ¿Cómo lograr establecer comunicación?
Tampoco se trataba de decirles  investiguen hagan su exposición (confieso que así lo hice cuando inicie). Con el tiempo entendí que se trataba de enseñarles a convertirse en jóvenes reflexivos y participativos, pero no tenía herramientas pedagógicas para realizarlo solo las herramientas que proporciona la intuición.
P Freire (1994) menciona que “…el hecho de que enseñar enseña al educador a enseñar un cierto contenido, no debe significar en modo alguno que el educador se aventure a enseñar sin la competencia necesaria para hacerlo”. Sin embargo, la realidad es que en la Educación Media Superior los docentes empezamos a trabajar sin haber desarrollados las competencias para hacerlo. No cabe duda que nos atrevimos a iniciar esta “aventura” de ser docentes sin tener los elementos necesarios. Por ello  trabajar el Modulo I de la especialidad en competencias docentes ha dado frutos, ya que nos ha permitido analizar críticamente nuestra práctica docente, compartir con nuestros compañeros preocupaciones y satisfacciones y al mismo tiempo descubrir que hay coincidencias en las diferentes actividades que cada uno de nosotros realiza en su plantel y que esto nos permitirá enriquecer nuestro quehacer docente. Como dice J Esteve…”elaborar tu propia identidad profesional implica cambiar tu mentalidad, desde la posición del alumno que siempre has sido, hasta descubrir en qué consiste ser profesor”.
Darme cuenta que el ser maestro de “corazón”  pero no de profesión, “no autoriza a enseñar lo que no se sabe” (P.Freire, 1994). No se trata de enseñar bajo el método de “ensayo y error” aun cuando la mayoría de nosotros hemos utilizado esta forma “…nadie nos enseña a ser profesores” (J. Esteve, 2003) por ello ha sido necesario empezar a buscar las formas de “saber cómo hacerlo”   a hacer un análisis crítico sobre mi práctica docente, a empezar a buscar mi identidad profesional a través de esa búsqueda de una formación continua. Escuchar a compañeros con más experiencia, con un gran compromiso con sus alumnos; compartir experiencias; actualizarnos profesionalmente a partir de cumplir con nuestro trabajo: a aprender a enseñar.
No es sencillo si consideramos que debemos aprender a aprender, estar al pendiente de los avances de la didáctica de acuerdo a los requerimiento, ya que estamos en un constante cambio, por lo que es importante que los jóvenes aprendan a darle significado a lo que aprenden, a darle al conocimiento un sentido a su propia vida; a ser capaces de transferir lo que aprenden en el aula en diferentes contextos; a utilizar adecuadamente las nuevas tecnologías; a aprender a ser mejores seres humanos; es decir a desarrollar competencias que les permitan integrarse  productiva y socialmente al mundo.
Pero para lograr hacer significativo el aprendizaje  en otros, es necesario encontrarle sentido al trabajo. Es verdaderamente privilegiado  quien logar cautivar a los alumnos, solo que este privilegio es producto de desarrollar las competencias de ser capaz de enseñarlos y de organizar adecuadamente al grupo para que todos aprendan.
Encontrar nuevas formas implica conjugar una serie de competencias docentes que tiene que ver con llevar a la práctica los procedimientos de enseñanza aprendizaje de una forma creativa y efectiva, tomando en cuenta que cada grupo de alumnos es diferente, se comporta diferente, responde de manera diferente aun cuando se haya dado la misma clase, como dice M Santos (1993)”la función del profesor no es siempre la misma porque cambia el alumno”.   En la medida en que reelaboremos nuestra identidad como docentes, podremos estar convencidos del gran compromiso que implica ser formadores de adolescentes. Además es cierto que quien se contrata para ser docente tiene la obligación de convertirse no en un enseñante de su disciplina de conocimientos sino en un formador o un educador, la clave está en humanizar los contenidos de nuestra asignatura, como bien lo dice  J. Esteve.
Comunicarnos con nuestros alumnos nos permitirá conocer sus características como adolescentes; gustos, situaciones vivenciales, etcétera. Esto nos permitirá conocer al grupo, así como la dinámica que se genera al interior a fin de aplicar técnicas grupales adecuadas para trabajar armónicamente y obtener mejores resultados académicos.
Negociar límites con nuestros alumnos es de vital importancia en la etapa del desarrollo en que se encuentran. Plantear las normas para lograr un ambiente de respeto, solidaridad, colaboración, etcétera  y logar que las asuman como necesarias y benéficas nos permite no desgastarnos demasiado cuando trabajamos con grupos numerosos. Estar en el salón de clases con ellos, es un gran reto provocar su reflexión, hacerles ver que tienen derechos pero que también deben cumplir con los compromisos que les corresponde como estudiantes.     
 En conclusión trabajos de reflexión como este nos llevan a reelaborar nuestra identidad profesional, aunque creo que nunca dejaremos de tener algo de “profesores novatos”. Estoy convencida que transformar mi práctica por mínima que parezca esta transformación tendré mejores resultados profesionales y personales.
 Siempre es momento de seguir intentando en la práctica cómo ser un buen profesor, tomando en cuenta a nuestros propios alumnos, sus propias historias; el tiempo real con el que contamos y los recursos que tenemos. Desarrollando las competencias que nos permitan lograr hacer sencillo lo difícil y sobretodo cumplir con el objetivo que sabiamente plantea J. Esteve (2003) “ser maestro de humanidad. Lo único que de verdad importa es ayudarles a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea”.






Fuentes de consulta
Esteve, J.M (2003) La aventura de ser maestro.- Ponencia presentada en las XXXI Jornadas de Centros Educativos, Universidad de Navarra.- 4 febrero 2003. España
Freire, P. (1994) Cartas a quien pretende enseñar.- Siglo XXI, México 1994
Santos, M.A (1993) La Concepción del profesor-selección realizada del articulo “La formación inicial. El currículum del nadador “, publicado en Cuadernos de Pedagogía No.220, Diciembre de1993

1 comentario:

  1. Hola Genoveva, me parece muy significativo tu trabajo, pienso que la experiencia que tuviste como trabajadora social te ayudo a sensibilizarte ya que es un trabajo muy noble y como mencionas es importante ayudar a los alumnos a comprenderse y desarrollarse en cualquier ámbito.
    Atte. Jessica

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